Foto. / lademajagua.cu
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Desde la escena también se honró a la nación

A propósito del aniversario 156 de los sucesos del Teatro Villanueva, BOHEMIA rinde homenaje con esta semblanza a todos los creadores de la escena nacional en el Día del Teatro Cubano


«Pocos salieron ilesos/ Del sable del español:/ La calle, al salir el sol, /Era un reguero de sesos», describiría José Martí en esta estrofa del poema XXVII, de los Versos Sencillos cómo quedaban registrados aún en su memoria, dos décadas después, los sucesos del Teatro Villanueva, aunque él mismo no fuera testigo presencial de aquella fatídica función.

Era 1869. Apenas habían transcurrido tres meses desde que comenzara la tea insurgente en La Demajagua, el 10 de octubre de 1868, y ya se sentían las energías libertarias de los patriotas cubanos en La Habana, donde días antes una cadena de acontecimientos, aislados y violentos, ponía de relieve su apoyo total a la lucha iniciada en la manigua oriental.

Cuenta la historia que mientras los Bufos Habaneros representaban el juguete cómico Perro hueveroaunque le quemen el hocico, el clamoroso grito de ¡Viva Céspedes! por el popular guarachero Jacinto Valdés estremeció el escenario y  puso en alerta a los voluntarios españoles apostados en el coliseo. Para ese momento, el cuerpo represivo no extendió represalia alguna, pero se mantuvo atento a la espera de un nuevo lance que pusiera en peligro el poder de la metrópoli en la mayor de las Antillas.

Ilustración. / sierramaestra.cu

En el siguiente espectáculo, los voluntarios volvieron al lugar dispuestos a sofocar cualquier otra manifestación y responder a las provocaciones del reaccionario periodista español Gonzalo Castañón que los reprendiera por su pasividad.

La víspera de la función se respiraba un aire especial. Las mujeres llegaron al teatro, acicaladas con los colores de la enseña nacional que se repetían en las cintas que adornaban los tocados de sus cabellos. Al empezar la función el propio ¨Benjamín de las flores¨, como también se le conocía a Valdés, llevaba en sus manos una bandera cubana que agitó, a mitad de la obra, mientras exclamaba ¡Viva la tierra que produce la caña! Los vítores a Cuba libre no se hicieron esperar en el auditorio.

Los españoles enceguecidos por la ira arremetieron a golpe de bayoneta y sable contra el público, en su mayoría simpatizantes por la independencia. Hubo varios muertos y muchísimos heridos. Al día siguiente, continuó la oleada de represión. Aprehendieron a varios sospechosos, entre ellos al maestro de Martí, José María de Mendive. El dueño del teatro, José Pons Nin, fue amenazado por aceptar el acto sedicioso y solo debió pagar una exigua multa.

Aseguran varias fuentes que el adolescente José Martí anduvo por las calles aledañas al Villanueva la noche de los eventos sangrientos, cuando distribuía personalmente El Diablo Cojuelo, primera incursión del Apóstol en el periodismo político; no obstante, el dramaturgo, actor y director teatral cubano Eduardo Robreño, figura cimera del teatro popular de la primera mitad del siglo XX en Cuba, revelaría referencias fidedignas que dan fe de dónde se hallaba realmente.

¨En esa época no era costumbre que un joven de solo quince años fuese al teatro sin la compañía de su familia. Y además, está comprobado que esa noche trágica se encontraba (…) en el colegio de Manuel Mendive, revisando y dando los últimos toques a La Patria Libre, nombre que le daba al periódico que días después publicó y tuvo la vida efímera de un solo número¨.

El atroz suceso del Teatro Villanueva, como tantos otros hechos perpetrados por el cuerpo de voluntarios durante la colonia, quedó impune y, al propio tiempo, incentivó el apoyo popular hacia la gesta independentista.

Más de un siglo después de aquella aciaga representación, en la década del 80, del siglo XX, se declararía el 22 de enero como el Día del Teatro Cubano, en tributo a esos hombres y mujeres que desde la escena también enaltecieron y honraron a la nación.

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