Accesos al conocimiento de nuestra historia, la cultura, el cine cubano, los sentimientos son revelados por la periodista, escritora y docente Mercedes Alonso Romero en reflexiones útiles para el ser humano

Para ella ninguna certeza escapa a las dudas. Le interesa la indagación perenne, conocernos y reconocernos al recrear valores identitarios y causas justas. La periodista, escritora y docente Mercedes Alonso Romero presentó recientemente en el Museo de la Resistencia Dominicana el libro Su nombre es Patria, biografía novelada sobre la mayor de las hermanas Mirabal. A esta patriota ejemplar la asesinaron durante la dictadura de Rafael Trujillo.

Días antes, la autora disfrutó en sedes habaneras la edición 32 de la Feria Internacional del Libro y los festejos por el aniversario 65 del Icaic. Prestigian su aval creativo experiencias fructíferas en la prensa cubana, la Distinción por la Cultura Nacional, Premios de Periodismo Histórico, la Editorial de la Mujer (Radio), Visión Mundial (Unicef) y el galardón en Poesía (Buenos Aires), al ser incluida en la selección antológica Alfonsina Storni.

Nutre cada proyecto con esencias raigales de la cubanía. Antes de regresar a República Dominicana, donde reside temporalmente, conversamos en su hogar sobre afanes que la animan a diario.

“La lectura y el cine son un gozo supremo. Fue un privilegio adquirir títulos valiosos y volver a ver películas y documentales devenidos testimonios de nuestra historia. Tomás Gutiérrez Alea, Julio García Espinosa, Humberto Solás y otras notables figuras merecen ser estudiadas en las escuelas y por la sociedad. Los libros y el séptimo arte alimentan el conocimiento y el aprendizaje del idioma. Se lo manifiesto a mis alumnos en el Instituto de Educación Superior en Formación Diplomática y Consular, donde imparto Redacción y corrección de estilo”.

Sin ocultar emociones reflexiona sobre el libro Máximo Gómez. El Viejo Mambí. “Me subyuga la dignidad del patriota dominicano-cubano. Partió de sí mismo en la concepción del deber. Lo nutre para entregarse incondicionalmente a las razones de su existencia. La familia, la sociedad y mis hermanos los hombres. No hay nada más allá en él que no sea desprendimiento total, afán de lucha por la libertad, el progreso de los pueblos, la satisfacción de los sectores preteridos. Los postulados éticos de Gómez residen en el humanismo, ese ideal define sus proyecciones”.

Datos, hallazgos y valoraciones robustecen la calidad del título. Estas particularidades las reconoce en el prólogo el doctor en Ciencias Históricas Yoel Cordoví Núñez. “No solo los enfoques de profesionales dominicanos sostienen y enriquecen el eje temático en torno al cual se desenvuelve el relato contado, otros personajes aportan sus recuerdos. La identificación de Mercedes Alonso con cada segmento de la historia de Gómez y cada lugar que visita asoma como inobjetable expresión de los lazos históricos entre Cuba y República Dominicana, tejidos esta vez alrededor del peregrinar revolucionario del Delegado José Martí y del General en Jefe Máximo Gómez en suelo de Quisqueya”.

Asimismo, destaca el presidente del Instituto de Historia de Cuba: “La Guerra de 1895, nacida de sinsabores, ocupa la atención de los tres últimos capítulos del volumen. La indagación hemerográfica y documental permiten a la autora presentar diferentes dimensiones del conflicto bélico y, en particular, el papel de Gómez en el proceso independentista cubano del último lustro del siglo XIX. El abordaje de la revolución en la prensa de la época, las más disímiles miradas de contemporáneos del egregio guerrero y el triste final, como llamó Gómez al cese de las hostilidades, integran los últimos hilos de la trama”.

Siempre laboriosa, sensible, atenta a la brújula, al tránsito de dónde venimos, cómo avanzar durante el presente y hacia el futuro, la investigadora revela perspectivas historiográficas en otro texto ejemplar: Casados con la verdad. Incluye en 158 páginas entrevistas a Premios Nacionales de Historia y de Ciencias Sociales.

Habla despacio mientras reconoce: “Fascina el acceso a pensamientos esclarecedores de César García del Pino, José C. Cantón Navarro, Eusebio Leal, Jorge Ibarra, Eduardo Torres Cuevas, Oscar Zanetti, María del Carmen Barcia, Olga Portuondo, Áurea Matilde Fernández y Nydia Sarabia. Además acudí a Hortensia Pichardo, Jilma Madera, José Luciano Franco, José Antonio Portuondo, Sergio Aguirre y Francisco Pérez Guzmán. Los distingue la modestia y la dedicación inalterables, incluso a costa de su salud y en el vencimiento de no pocos obstáculos”.

Afable, solícita, a Mercedes le gusta desterrar el silencio mediante otros lenguajes. “Los poemas agrupados en De la tierra mojada también nacen versos permiten sentir la fortaleza casi mágica de la naturaleza, los secretos arraigados y el instante al captar el sortilegio tremendo de la luz. Como dice Ernesto Sábato: ‘El hombre no está hecho solo de muerte sino también de ansias de vida, tampoco únicamente de soledad sino también de comunión y amor’”.

Denota sencillez al precisar: “Me apasionan los cuentos de El día que todas las aves volaron al sol. Lo dedico a todos los niños y las niñas del mundo que disfrutan su fantasía. Evoco cierto bosque mágico donde habitan criaturas maravillosas. Ninguna convive con la maldad ni las miserias humanas, quiero decir, esas feas maneras de comportarse, pues dejan marcas tristes en nuestras vidas”.

Infinitos proyectos la mantienen insomne. Quizás por esto y lo creado cultiva una savia duradera en la filosofía personal: “La escritura me permite hablar con el corazón. Es una fuerza presente al comunicar ideas, mensajes, lo inmanente de mi raigal cubanía”.

CRÉDITOS

Fotos. / Leyva Benítez